miércoles, 20 de agosto de 2008




Don "Casimiro Marcó del Pont Ángel Díaz y Méndez, Caballero de la Orden de Santiago, de la Real y Militar de San Hermenegildo, de la Flor de Lis, Maestrante de la Real de Ronda, Benemérito de la Patria en grado heroico y eminente, mariscal de campo de los reales ejércitos, superior Gobernador y Capitán General, Presidente de la Real Audiencia, Superintendente, Subdelegado del general de la Real Hacienda y del de correos, postas y estafetas y Vice-Patrono Real de este Reino de Chile", usando la misma fórmula que él utilizaba para firmar sus documentos.... , fue el último Gobernador de Chile, nació en Vigo, España, en 1770, y murió en Argentina, en mayo de 1819.
Siendo muy joven, inició una carrera militar brillante en el Regimiento de Infantería de Zaragoza y ya antes de cumplir los 45 años, había alcanzado el grado de mariscal de campo.
Marcó del Pont se distinguió en la Guerra de Independencia de España -es decir, la que este país sostuvo contra la invasión francesa a partir de 1808-, siendo su valor reconocido incluso por el mismo general José de San Martín.
Mito histórico: su personalidad
En 1815, Marcó del Pont fue nombrado Gobernador de Chile, arribando a Valparaíso a fines del mismo año. Su carácter y forma de ser han sido ridiculizados por la generalidad de los historiadores nacionales. Siempre se ha tratado de minimizar su valor, pintándosele incluso como un militar afeminado.
Los primeros autores que se abocaron a estudiar este período de la historia de Chile veían en España, y en todo lo español, la encarnación de una larga serie de elementos negativos, y de ahí que "cargaran las tintas" en contra de algunos personajes.
Joaquín Edwards Bello explica esta impresión con las siguientes palabras: "A Marcó del Pont, que era un hombre fino, de los mejor educados y de excelente tronco, algo raro entonces, le dieron fama de afeminado, simplemente por su limpieza, su elegancia, y el pecado de haber traído ciertos adelantos a una ciudad cuyo estado entonces era indescriptible a causa de su atraso y suciedad. En Santiago no había vidrios, ni letrinas, ni más alumbrado que el de las velas de sebo, sostenidas en pelotas de barro que sacaban a mano de las acequias. El entretenimiento de los niños era la pedrea. Lo que ahora llamamos guate, de W.C., era el zambullo, un canco hediondo que sacaban de las casas y cantinas una vez al mes. En otras partes ponían el excusado encima de la acequia en el tercer patio. En la Plaza ocupaban todo un costado los vendedores de ojotas. Las ojotas viejas quedaban en el suelo y servían los domingos para la llamada guerra de ojotas. Con este calzado combatieron los ejércitos patriotas. A esta ciudad trajo el señor Marcó del Pont alguna escupidera, peines, cepillos, jabones finos, y algún carruaje con vidrios, todo lo cual pareció insólito. Le compararon con la Pompadour y le dieron fama de afeminado. Poco cuesta desfigurar a las personas...".
Resguardo de su gobierno
Las medidas que tomó durante su gobierno también han sido exageradas, omitiéndose que para todas y cada una de ellas es posible encontrar un símil dictado antes y después de su gestión. Se ha criticado la necesidad de portar pasaportes para salir de Santiago, los toques de queda y otras medidas restrictivas que ya habían sido ordenadas con anterioridad por los revolucionarios en 1813 y 1814, y que son lógicas en una época de conflicto bélico.
Marcó del Pont tenía pleno conocimiento de que en Mendoza se estaba proyectando una invasión al territorio a su mando y por lo tanto tomaba los resguardos pertinentes.
Su gobierno se extendió precisamente hasta el 12 de febrero de 1817. Tras la derrota de las fuerzas realistas que -comandadas por el general Rafael Maroto- combatieron en Chacabuco, Marcó del Pont partió rumbo a Valparaíso, pero en el camino fue capturado. Tras una entrevista formal con San Martín y algún tiempo en prisión, fue remitido a Mendoza y luego confinado en San Luis. Allí se encontraba cuando se produjo un intento de fuga por parte de varios de los detenidos (1819). Marcó del Pont no estaba entre los revoltosos, pero igualmente se le procesó, demostrándose su inocencia. Fue trasladado a la localidad de Luján, cercana a Buenos Aires, donde murió el 19 de mayo del mismo año.



Mariano Osorio nació en Sevilla, España, en 1777 y murió en Cuba en 1819. Siendo joven, inició su desempeño militar sirviendo en el arma de artillería. Su carrera se vio impulsada por la invasión francesa a España (1808) y fue trasladado a Lima en 1812, como Comandante General de Artillería y Profesor de Matemática de la Escuela Militar.Esto último contrasta con la opinión de algunos historiadores, que han señalado que Osorio era solamente un militar que obedecía ordenes y que no poseía mayor cultura.
Tras la campaña que terminó con su triunfo en Rancagua, ocupó la Gobernación de Chile entre 1814 y 1816. Retornó al mando de otra fuerza militar a inicios de 1818 y fue finalmente derrotado en Maipú el 5 de abril. Luego de su derrota, se dirigió hacia Talcahuano y posteriormente a Callao. En la capital virreinal, se le hicieron cargos militares de los que fue absuelto. Sin embargo, abandonó el Perú con destino a España. Mariano Osorio era casado con Joaquina de la Pezuela, hija del Virrey del Perú.
Restablece la Monarquía
Tras desconocer el Tratado de Lircay, el Virrey Fernando de Abascal lo envió al mando de una expedición militar que logró derrotar a las fuerzas de Carrera y O'Higgins en Rancagua, reinstaurando la Monarquía en Chile.
Mariano Osorio asumió como gobernador del país entre 1814 y 1816. Adoptó una serie de medidas cuya finalidad era restablecer el normal funcionamiento de las instituciones políticas monárquicas y enjuiciar a los culpados de alterar el orden político.
Osorio rehabilitó el presidio de Juan Fernández y confinó en él a los más implicados en el proceso revolucionario que aún estaban en Chile, y -una vez que se restableció la Real Audiencia- ordenó que se iniciaran los correspondientes procesos judiciales, respecto de los cuales siempre trató que fuesen justos e imparciales. Asimismo, tomó una serie de medidas militares que tendían a establecer la seguridad del territorio ante un posible ataque por parte de las fuerzas revolucionarias trasandinas.
Entre otras determinaciones, ordenó la clausura del Instituto y la Biblioteca Nacional y autorizó la circulación de un nuevo periódico llamado Viva el Rey, cuyo editor fue Fray José María de la Torre. A pesar de las divisiones que la guerra había generado y del posible peligro de su reactivación, Osorio solicitó -a través de diputados que partieron a España- el indulto real para los detenidos. Esto finalmente se logró en 1816, pero que fue aplicado por su sucesor solo de manera parcial.
Su personalidad
Algunos autores lo acusan de haber dejado actuar libremente a los miembros del Regimiento de Talavera de la Reina, los que, según otros, se habrían convertido en una fuerza que actuaba autónomamente con el beneplácito del Gobernador. El hecho más sanguinario en el que tuvieron participación fue la matanza de varios presos detenidos en la cárcel de Santiago, ante lo cual Osorio no adoptó ninguna determinación.
El Gobernador se hizo conocido por las apostillas con que acostumbraba resolver un sinnúmero de peticiones. Por ejemplo, ante una solicitud cursada por Raimundo Sessé -militar español que sirvió como ayudante de Carrera en 1813 y que participó en varios encuentros militares, incluyendo la Batalla de Rancagua- en la que apelaba del fallo dado en su contra por el Tribunal de Vindicación, Osorio se limitó a responder: "Se encarga al interesado que no revuelva lo que está tapado".
En otro caso, el de Juan Martínez Luco y Aragón, quien ante el cobro de un empréstito forzoso aducía que por antiguos privilegios de su casa estaba exento de contribuciones, le contestó: "Como Luco y Aragón, libre de contribución. Como vecino y pudiente, pagará al día siguiente".
Chile: un nuevo escenario
En 1816, Osorio partió a Lima, al ser reemplazado como Gobernador por Casimiro Marcó del Pont. Regresó al país nuevamente al mando de fuerzas realistas en 1818, tras la Batalla de Chacabuco, que el año anterior había vuelto a los revolucionarios al poder.
La situación era compleja, no solo porque en Chile se había producido otro triunfo revolucionario, sino también porque el comercio entre este territorio y el Perú -del cual ambos obtenían pingues beneficios- una vez más se había dificultado.
Por otro lado, la situación financiera del Virreinato era mucho más compleja que en 1814. El constante esfuerzo bélico había agotado los recursos.
Por ello, es posible decir que la fuerza militar que Osorio comandaba en esta segunda oportunidad había sido organizada con muchas dificultades. Constaba de 3.606 hombres y estaba equipada con 3.420 fusiles, 472 carabinas, 10 piezas de artillería, con los implementos respectivos, medio millón de cartuchos de fusil, 6.000 cartuchos de tercerola, 2.000 de pistola, 26.000 piedras de chispa, 472 quintales de pólvora, 200 resmas de papel para cartuchos, fuegos artificiales, herramientas de carpintería y armería y otros artículos. Su costo total fue de 1.002.258 pesos, cifra bastante cuantiosa en aquella época.
El país volvió a la guerra. Osorio obtuvo una importante victoria en Cancha Rayada (19 de marzo de 1818), donde sorprendió al ejército chileno y casi lo aniquila. En esta batalla, Bernardo O'Higgins resultó herido en un brazo. Siguiendo su avance hacia la capital, Osorio fue detenido en los llanos de Maipú el 5 de abril del mismo año.




Manuel Rodríguez nació el 25 de febrero de 1785, en Santiago. Hijo del español Carlos Rodríguez de Herrera y de la peruana María Loreto de Erdoíza y Aguirre.
Sus primeros estudios los cursó en el colegio San Carlos. Más tarde, ingresó a la Real Universidad de San Felipe, donde recibió enseñanzas sobre Filosofía y Leyes, titulándose de abogado en 1809, al igual que sus tres hermanos.
Pronto los ánimos independentistas se apoderaron del país. Rodríguez simpatizó con la causa y se alió a uno de sus más fieles compañeros y vecino de infancia, José Miguel Carrera. Un año después de instaurada la junta de gobierno, en 1811, fue designado procurador del Cabildo de Santiago; pero este cargo lo ostentó por poco tiempo, ya que el golpe de Estado impulsado por Carrera el 4 de septiembre transformaría la dirección del país.
Rodríguez, al poco tiempo, fue elegido diputado, mientras que el gobierno lo designó como ministro de Guerra. El 10 de agosto de 1814, fue nombrado secretario de Estado y ministro de Guerra. Sin embargo, la tranquilidad alcanzada se remeció con la llegada de casi 4.000 hombres que buscaron aplacar los ánimos independentistas en el territorio. Manuel Rodríguez debió, entonces, dejar sus funciones administrativas, volcando todas sus energías hacia el campo de batalla.
Un nuevo escenario
Tras el desastre de Rancagua (1814) y el regreso de los realistas al poder, las fuerzas patriotas debieron refugiarse al otro lado de la cordillera.
Rodríguez también partió; sin embargo, adoptó un papel de vigilante y mensajero, por lo que continuamente viajaba a caballo al país para recabar información, entregándosela a los principales artífices del Ejército Libertador: Bernardo O’Higgins y José de San Martín.
También organizó a grupos de rebeldes que alteraron la tensa calma impuesta por los realistas.
De esta manera, confundió a las tropas enemigas con diversas acciones por el territorio, permitiendo el avance sigiloso hacia el país de los patriotas, por diferentes puntos de la cordillera de los Andes. Esto le valió, además, la admiración popular, ya que el botín de los saqueos a los reductos realistas eran distribuidos entre los más pobres.
Con el retorno de los patriotas al poder (1818), el escenario cambió bruscamente para Rodríguez. O’Higgins miraba con suspicacia su figura tan rebelde y popular, por lo que las disputas entre ellos no tardarían en aparecer. Incluso, tras el desastre de Cancha Rayada, ocurrido el 19 de marzo de 1818 y en el que las tropas realistas sorprendieron y derrotaron a las patriotas, Rodríguez alentó a los habitantes de Santiago para aunar fuerzas e impulsar la lucha armada. Organizó, entonces, una nueva fuerza militar, los Húsares de la Muerte, y fue proclamado por el pueblo como director supremo, cargo en el que duraría solo dos días y que complicaría aún más su relación con O’Higgins.
Una vez que la tranquilidad retornó al país, Rodríguez fue detenido en el cuartel de San Pablo, en Santiago. El 25 de mayo de 1818 lo trasladaron a la prisión de Quillota. Sin embargo, antes de llegar a destino, en las proximidades de Tiltil, fue acribillado por sus custodios.
A sus 33 años, moría una de las leyendas de la historia nacional, cuya muerte incluso está rodeada de misterio, ya que algunos hablan de conspiración y otros dicen que era el destino que le esperaba después de intentar huir.
Audaz estrategia
La leyenda popular asigna a la figura de Manuel Rodríguez varios hechos anecdóticos. Durante la Reconquista, y para facilitar su labor de espionaje en el territorio, utilizó diferentes disfraces, los que le sirvieron para no ser descubierto y juzgado por las autoridades realistas.Así, tras ser perseguido, se refugió en el convento de Apoquindo, vistiéndose de monje e, incluso, dirigió a sus perseguidores al interior del recinto para que buscaran al fugitivo. Se cuenta, además, que en otra ocasión se vistió de mendigo y le abrió la puerta al carruaje del gobernador Casimiro Marcó del Pont, quien le dio algunas monedas como limosna.

martes, 12 de agosto de 2008


(Valdivia, 1769-?, 1825) Patriota y escritor chileno. Dirigente independentista de Chile, redactó la proclama (agosto de 1811) que trazaba las líneas para lograr la independencia del país. Presidente del Senado, tras la derrota de Roncagua (1814) abandonó los hábitos y huyó a Buenos Aires. Al volver a Chile en 1822 fue elegido secretario de la Convención y del Congreso y se convirtió en el líder de los liberales. Es autor de Acerca de las causas de los sucesos desastrosos de Chile


Santiago de Chile, 1785-Mendoza, Chile, 1821) Militar y político chileno. Luchó contra los franceses en la guerra de Independencia española y, tras regresar a Chile en 1811, se hizo con el poder gracias a sendos golpes de Estado de sus hermanos, Juan José y Luis. Convertido en dictador, en 1812 promulgó una Constitución provisional, que dejaba al rey de España sin autoridad efectiva, a lo que el virrey Abascal respondió enviando tropas a Chile. Carrera salió al encuentro de los realistas, pero fue derrotado en el sitio de Chillán (agosto de 1813), y la junta de gobierno de Santiago lo depuso y situó a O'Higgins en su lugar. Tras el desastre de Rancagua (octubre de 1814), provocado por las rencillas entre O’Higgins y él, se exilió en Montevideo; luego intentó recuperar el poder en Chile, pero tanto él como sus hermanos fueron capturados y fusilados.

(Santiago, 1724- id., 1811) Político y militar chileno. Hijo de una rica familia criolla, desempeño diversos cargos en la administración colonial. En 1810, tras los sucesos independentistas de Buenos Aires, fue nombrado gobernador. Convocó el Cabildo y fue elegido presidente de la primera Junta criolla.


El primer hombre al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir ‘Esto es mío’ y encontró a gentes lo bastante simples como para hacerles caso, fue el verdadero fundador de la Sociedad Civil ("Discursos sobre el origen y la desigualdad entre los hombres") .Pese a que fue uno de los grandes ideólogos de la revolución francesa, el pensamiento de Jean Jacques Rousseau (1712-1778) se separa en muchos puntos esenciales de los ideales mantenidos por otros ilustrados franceses, como Voltaire, Diderot, D’Alambert o Montesquieu.
Por su aguda crítica a la civilización y la cultura, y su audaz desprecio a la idea de un progreso o mejora de la humanidad fundamentado en el uso de la razón, Rousseau se convirtió en uno de los pensadores más atípicos de la ilustración, anticipándose a las tesis que mantuvo posteriormente el Romanticismo. Frente a la fría racionalidad heredera del racionalismo, defenderá el sentimiento y la pasión como valores intrínsecos y esenciales al ser humano; valores que habían sufrido un enorme menoscabo y en cuyo desdén arraigaban los pilares de la cultura occidental.
Nacido en Ginebra el 28 de Junio de 1712, Rousseau pertenecía a una familia económicamente modesta y de religión protestante de la que recibió una deficiente educación. Huérfano de madre desde niño, su padre, relojero, aficionado a la música y bailarín, tuvo que huir de Ginebra por una disputa con un militar de buena familia, confiando su hijo al cuidado del pastor Lambercier hasta 1724, fecha en la que Rousseau comienza a trabajar en diferentes oficios. Siendo ayudante de un grabador, huyó de éste debido a sus violentos modales, dejando Ginebra y vagabundeando por distintas ciudades hasta llegar a Annency, donde fue acogido por Mme. de Warens, una conversa al catolicismo que pretendía que Rousseau abjurase del protestantismo, por lo que le envió a Turín para ser bautizado y convertido. Allí nuestro filósofo se ganó la vida temporalmente contratado por la esposa de un tendero, pasando al servicio de Mme. de Vercellis en 1728 y un año después sirviendo en casa del conde de Gouvon.
Entre 1729 y 1730, Rousseau deambula por numerosas ciudades dedicándose a enseñar música y en 1731 viaja por vez primera a París, donde trabaja como preceptor. A finales de año se traslada a casa de Mme. de Warens en Chámbery, que le consigue un empleo en el catastro de Saboya, residiendo allí durante ocho años, en los que se dedica a estudiar música, filosofía, química, matemáticas y latín. En 1742 viaja de nuevo a París para presentar una nueva notación musical que la Academia no consideró "ni útil ni original". Sin embargo, en estas fechas contactó con Diderot y otros ilustrados. En 1743 publica su Disertación sobre la música moderna y al año siguiente conoce a Théresè Levasseur, con la que mantiene relaciones estables de las que tendrá cinco hijos, todos ellos confinados en un orfanato por ¡el padre de la pedagogía!.Después de redactar numerosos artículos sobre música para la Enciclopedia a petición de D’Alambert, representa en 1745 la ópera Las musas galantes y establece amistad con Grimm y Diderot. Fue precisamente en una visita a éste a la cárcel cuando Rousseau leyó en un periódico que se celebraba un concurso de ensayo de la Academia de Dijon cuyo tema versaba sobre si debían considerarse beneficiosas para la moral humana las artes y las ciencias. Dicho concurso lo ganó Rousseau en 1750 con el ensayo Discurso sobre las ciencias y las artes, texto en el que mantenía una postura pesimista que anticipó muchas de las tesis freudianas de El malestar de la cultura y en la que se oponía abiertamente al pensamiento de los filósofos ilustrados defendiendo que las artes y las ciencias, fuentes de perversión y esclavitud, contribuían esencialmente a la degeneración y envilecimiento del hombre.Obra de gran polémica en su tiempo, el Discurso arranca de una hipótesis contraria a la mantenida por Hobbes de un estado salvaje de naturaleza en el que el hombre estaba en guerra contra el hombre, siendo cada uno enemigo del otro y viviendo todos en el miedo, la desconfianza y el terror. Rousseau concibe que el estado "natural" del hombre, antes de surgir la vida en sociedad, era bueno, feliz y libre. El "buen salvaje" vivía independiente, guiado por el sano amor a sí mismo. Este estado natural es "un estado que no existe ya, que acaso no ha existido nunca, que probablemente no existirá jamás, y del que es necesario tener conceptos adecuados para juzgar con justicia nuestro estado presente", es decir, se trata de una hipótesis que permite valorar la realidad actual: el estado social, aquel en el que el hombre se aparta de la naturaleza para vivir en comunidad, guiado por el egoísmo, el ansia de riqueza (propiedad) y la injusticia.El Discurso causó tantas controversias que Rousseau tuvo que abandonar su puesto y dedicarse a trabajar como copista de música. En 1752 presenta en la corte su ópera El adivino del pueblo y, en 1754 publica una de sus grandes obras: Discurso sobre el origen y el fundamento de la desigualdad entre los hombres, en la que lleva a cabo una dura crítica de las instituciones políticas y sociales como grandes corruptoras de la inocencia y bondad naturales del hombre. De ella dijo Voltaire que era un libro "contra el género humano", que cuando se lee "entran ganas de andar a cuatro patas". Sin embargo, en esta obra y en las siguientes, Rousseau analiza el tránsito del hipotético estado de naturaleza al estado social como una degeneración (no un progreso) producto de las desigualdades sociales que surgen con la propiedad privada, el derecho para protegerla, y la autoridad para que se cumpla ese derecho. Las leyes establecidas en toda sociedad son siempre las leyes que defienden al poderoso, al rico y a su poder frente a los no poseedores de propiedad, a los pobres. La propiedad privada y el derecho han creado un abismo entre dos "clases" jerárquicamente diferenciadas entre sí: la clase de los propietarios, de los poderosos y de los amos, frente a la clase de los no propietarios, pobres y esclavos. Esta situación no es superable, según Rousseau, pero puede ser mitigada a través de una sana vuelta a la naturaleza y una educación que fomente el individualismo y la independencia del hombre. Después de publicar esta obra Roussesau volvió a Ginebra y se acogió de nuevo al calvinismo, instalándose en 1756 en la casa de campo de Mme. d’Epinay en Montmorency, junto con Théresè y la madre de ésta. Pero pronto surgen problemas, debido al enamoramiento de Rousseau por la condesa d’Houdetot, que finalmente llevó a las dos mujeres a cortar relaciones con Rousseau, el cual se retiró a casa del mariscal de Luxemburgo en 1757. Un año después publica su novela epistolar La nueva Eloísa y en 1762 aparecerán dos de sus obras más importantes: El contrato social y Emilio o de la educación. Ambas serán prohibidas inmediatamente por el parlamento de París (después en Ginebra, en Holanda y en Berna), que ordena su detención, por lo que Rousseau se refugia en Neuchâtel, dependiente de Prusia. Estas obras se oponían de forma contundente al liberalismo de Montesquieu, al utilitarismo, así como a toda forma de aristocratismo ideológico o político.En el Emilio, Rousseau hace un análisis de la educación donde analiza los procesos mediante los cuales el niño se sociabiliza y pierde su bondad e inocencia natural. Frente a la fría cultura racionalista y libresca, propone una educación que siga y fomente los procesos naturales humanos sin alterarlos y que se base en los sentimientos naturales del amor a sí mismo y del amor al prójimo. Criticando la pedagogía ilustrada, Emilio se educará a sí mismo para dar lugar a una nueva sociedad, más libre y cercana a su estado natural.En El contrato social, Rousseau manifiesta otra manera de paliar la degeneración a la que nos vemos abocados en el estado social, degeneración que resume en su célebre frase "el hombre nace libre, pero en todas partes se encuentra encadenado". Las injusticias sociales y la fractura de "clase" pueden mitigarse no sólo a través de la educación, sino transformando el orden social endógenamente, es decir: desde el interior de la sociedad misma, y sin violencia. Los hombres deben establecer un nuevo Contrato Social que los acerque a su estado natural. Este contrato no es un pacto o convenio entre individuos (Hobbes) ni un contrato bilateral (Locke). El nuevo contrato social es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad, desde el que se genera una "voluntad general" que es distinta a la suma de las voluntades individuales y que se constituye en fundamento de todo poder político. La soberanía ha de emanar de la voluntad general, siendo indivisible (contra Locke y Montesquieu, Rousseau no es partidario de la separación de poderes) e inalienable (la ley procede de la Voluntad General y sus ejecutores son, por lo tanto, sustituibles). La libertad individual ha de constituirse, a través de la Voluntad General, en libertad civil y en igualdad. Todo esto aspira a un deseo o proyecto; se refiere al deber ser, no al ser.La graves acusaciones que le acarrearon estas obras obligaron a Rousseau a refugiarse en Inglaterra, invitado por el filósofo empirista David Hume. Pero sus graves trastornos mentales y el empeoramiento de sus manías persecutorias le enfrentaron con todos sus amigos, a lo que contribuyó una pesada broma que le gastó Horace Walpole. Éste, conociendo la inestabilidad de Rousseau, escribió una carta para asustarle, en la que le convencía de los malévolos planes que tenía el gobierno para asesinarle, utilizando como intermediario a Hume, al que Rousseau, mentalmente desequilibrado, acusó injustamente de todo. De vuelta a Francia en 1768, Rousseau se casa con Théresè, trabajando como copista en París en 1770. Fallece en 1778, súbitamente, habiendo sospechas de suicidio.Pese a lo controvertido de su vida y de su obra, no cabe duda de que el pensamiento de Rousseau ha sido la gran fuente de inspiración tanto de la Revolución francesa, como de la comuna de París y de los movimientos comunistas del siglo XIX, inspirando también a Tomas Jefferson en su Declaración de independencia de los EE.UU de América. Además de en cuestiones políticas, Rousseau influyó enormemente en la literatura, así como en el movimiento romántico, del que fue un claro precursor.